La poesía de Nicolás Guillén (Prólogo y Edición de César Leante)
Ezequiel Martínez Estrada
Por supuesto, una poesía con los valores inmanentes que le atribuyo a la de Guillén, no puede ser figurativa, parnasiana o, en la antinomia de Nietzsche, apolínea. Su poesía no es anecdótica, discursiva, descriptiva, ni narrativa. El tema es, regularmente , una visión. Se abre inesperadamente en un cielo oscurísimo; luce como un relámpago algo que no terminaremos de comprender qué forma concreta tiene, y queda resonando en calidad de imagen óptica.
Ezequiel Martínez Estrada
Por último, sólo añadiremos que La poesía de Nicolás Guillén, del escritor argentino Ezequiel Martínez Estrada, es con toda probabilidad el más notable, agudo y completo ensayo, que sobre la creación literaria de uno de los más importantes –hay quién cree que el más- poetas cubanos del Siglo XX, se haya escrito. Como comprobará el lector cuando pase esta página y se interne en su texto.
César Leante
El Son, danza cálida nacida del encuentro negri-blanco bajo la luz antillana, y en la que la música y la palabra del pueblo culminan en canción, es la sustancia básica elemental que Guillén, intuyó como expresión de lo cubano.
Ángel Augier
El poeta de El Son entero ha incorporado a su obra, como un poliedro de ónix bien facetado, los múltiples aspectos del fenómeno negro entre nosotros: lo pintoresco, lo plástico, el drama social, el problema del mestizaje, el lado supersticioso y mágico.
Cintio Vitier
Cuando Guillén dice: “Quemaste la madrugada/con fuego de tu guitarra” (“Velorio de Papá Montero”) logra en los versos una sensación de jácara y ardimiento sensual. Esta obra Sóngoro cosongo es todo un suceso.
Jorge Mañach
La Elegía a Jesús Menéndez ese poema grande que hoy toda la crítica nacional señala como el logro más alto de cuanto ha producido la poesía cubana en cien años. Y, acaso, en toda su historia.
Mirta Aguirre
Poeta platinado por el amor americano, un apellido de cantor y luchador, llamaremos a Guillén, CUBA GUILLÉN por su amor recíproco.
Pablo Neruda
Para completar ese maravilloso libro que se llama Sóngoro cosongo -donde se encuentran algunos de los poemas más logrados que se hayan escrito en Cuba- hay que llamarse Nicolás Guillén.
Alejo Carpentier
Año publicación: 2004
Ancho: 13,5 cm
Alto: 20,0 cm
Páginas: 308
ISBN: 978-84-96045-21-7
Encuadernación: Rústica cosido con hilo vegetal
Disponibilidad: En stock